Ayer nos acercamos a Civivox San Jorge atraídos por el título del evento: “ARTE SONORO”. Se trataba de la fusión de música y pintura, de la mano de los saxofones Proyecto Hélade(María García Arcos y Luis González Marín) y del pincel y muchos más materiales de Naroa Armendariz.
En el escenario, media docena atriles negros, un lienzo blanco, otro rojo, otro naranja y tres artistas moviéndose silenciosamente. La obra comenzaba con estas palabras: “ARTE, MÚSICA, SINESTESIA”. El juego de luces y de saxofones inspiraba a Naroa a moverse y pintar, primero detrás del lienzo, enseñándonos la belleza de las sombras de su cuerpo pintón, y en el resto del evento cara al público y sin tapujos, dando color y musicalidad a las piezas que Proyecto Hélade tocaba.
Además de la singularidad de las notas de los saxofones y del ritmo de los propios músicos, Naroa pintó no sólo con brochas y pinceles, también con esponjas, con las manos, con jeringuillas, con un limpiacristales e incluso con tierra. Sí, con tierra y arena. En un momento dado, la pintora bajó del escenario y a través de un proyector, el público pudo ver en directo cómo creaba una obra con arena y tierra desde el fondo de la sala.
Si esperan ver algo común, se sorprenderán.
Una frase resume el acto: “no basta con oír la música, hay que verla”. La sonrisa de satisfacción de los artistas alentaba al público a aplaudir más fuerte aún. ¿Podría Proyecto Hélade interpretar esa música? ¿Podría Naroa Armendariz reflejarla en el lienzo o en el movimiento?
Si queréis podéis ver un poquito del principio aquí: